Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1942, su padre fue asesinado por los nazis en Rumania y la familia se vio obligada a refugiarse en Zúrich, Suiza, donde comenzó a estudiar danza, para luego, tras mudarse a París, convertirse en estrella del ballet, luego en coreógrafo y luego en asistente de dirección. Mientras tanto comenzó a frecuentar círculos artísticos, con Tinguely, Pol Bury, Jesús Rafael Soto, Marcel Duchamp, Man Ray y Picasso. Fue también en París donde inició su trabajo como artista figurativo: inventó los tableaux-pièges (cuadros-trampa), pegando objetos cotidianos apilados en su habitación de hotel (habitación 13 del Hôtel Carcassonne) sobre tablas que adquieren una presencia inusual en el paso del plano horizontal al vertical. En 1960, junto con Pierre Restany, desarrolló el Manifiesto del Nuevo Realismo. En 1968 abrió el restaurante Spoerri en Düsseldorf, donde servía platos elaborados por él mismo, y después abrió en las salas superiores del restaurante la Eat Art Galerie, que también publicó numerosas publicaciones suyas y de otros artistas. Otras formas de arte derivadas del restaurante fueron pinturas realizadas pegando sobre la mesa restos de comida y platos sucios a medida que los dejaban los clientes, colecciones de recetas de cocina y extravagantes rituales gastronómicos convertidos en performances. También cruzó el movimiento Fluxus. También comenzó a practicar la escultura, que encontró su lugar natural en los años 90, cuando construyó un parque-museo donde recogió obras propias y de sus amigos artistas: creó así el Jardín Daniel Spoerri, en Seggiano, Toscana, donde se instaló. La última parte de su vida vivió y trabajó en Viena.